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Dolores Olmedo Patiño (español)

by Claudia Herrera Hudson

"Soy el producto del esfuerzo de una mujer mexicana, enseñada por
otra mujer mexicana a amar a su patria por sobre todas las cosas."
-Dolores Olmedo Patiño
<center>Retrato de Dolores Olmedo, 1955<br>Artista: Diego Rivera<br>Óleo sobre lienzo<br>Museo Dolores Olmedo Patiño <br> de: http://www.diegorivera.com/gallery/dolores.html</center>
Retrato de Dolores Olmedo, 1955
Artista: Diego Rivera
Óleo sobre lienzo
Museo Dolores Olmedo Patiño
de: http://www.diegorivera.com/gallery/dolores.html

Dolores Olmedo Patiño, también conocida como "Lola", es considerada como una de las más respetadas y admiradas mujeres mexicanas de su tiempo. Ella forjó valientemente el camino de su propia vida, y en el proceso, probablemente recibió unas cuantas miradas de desdén, entremezcladas con las interminables palabras de elogio por su posición de mujer mexicana con una mente independiente a principios del siglo XX.

Siempre fue leal a su México natal, a su arte y a su gente. Patiño encontró el trabajo del afamado muralista Diego Rivera, como el más rico de México, digno de ser preservado y admirado. Diego mismo le añadiría una gran riqueza a la vida de ella también, como ella a la de él, al convertirse en amigos muy cercanos, y algunos dirían, aún más. Ella misma sería el modelo de varios de los retratos del popular artista, así como una de las más grandes coleccionistas internacionales de sus obras altamente aclamadas.

Y aún, la relación cercana con el arte de Diego fue sólo un aspecto de esta multifacética mujer. Patiño fue también conocida por su trabajo filantrópico y por su inteligente agudeza en los negocios (un rasgo atrevido para una mujer durante el tiempo de sus aventuras comerciales) y su rol en su familia, como adorada madre, esposa, hermana e hija devotada.

María de los Dolores Olmedo y Patiño Suarez nació en Tacubaya, Ciudad de México, el 14 de Diciembre de 1908. Dos años más tarde, Patiño y su familia, sufrieron junto con la gente de la Ciudad de México, la furia de la Revolución Mexicana, pasando hambre y peligro. Aún a tan temprana edad, estas imágenes y experiencias llegarían a ser por siempre parte de su psique. Como México, Lola llegó a ser libre e independiente –una fuerza estimada para quien pudiera resistir cualquier dificultad. En el año de 1914, Lola perdió a su padre. De nuevo, esta experiencia moldeó su habilidad para recuperarse así como su habilidad para perseverar.

Lola posando para Diego Rivera
Lola posando para Diego Rivera

Alrededor del año 1924, ella conoció a Diego Rivera, quien pintó un retrato revelador de ella, impresionando desagradablemente a su madre, la profesora María Patiño Suárez. Su madre era la tataranieta de un conocido revolucionario militar, de una línea de cinco generaciones de honorables guerreros. De la misma forma, al aprender Patiño sobre la historia de la familia, ella también se sintió forzada a ser una revolucionaria, para cuestionar a un viejo gobierno, y sin titubear, se encaminó a un nuevo día.

La vida y carrera de Patiño, a pesar de evidentemente no ser militar como lo fueron sus antepasados, parecía estar llena de recompensas, como si todo lo que ella tocara, simbólicamente pareciera convertirse en oro.

Bien educada, Dolores inició su trabajo de bachillerato en la Universidad Autónoma de México, estudiando leyes durante dos años en un tiempo cuando muy pocas mujeres alcanzaban el nivel universitario de educación. Y aún, la más grande pasión de su vida, (artes y cultura de México), la separaron de ese sendero y ella, en vez, escogió una carrera en arte, estudiando en la Escuela Nacional de Música y la Academia de San Carlos. En el tiempo seguido de la Revolución, México, una vez más, estaba buscando su propia identidad, y las artes y la herencia cultural fueron una parte inherente del proceso.

Mientras tanto, ella permaneció como una hija dedicada, estando tan cerca como pudiera de su adorada madre. Después de que su madre murió, ello asumió el rol matriarcal de la familia, ayudando a mantener unida a su clan familiar. Dolores acredita a su madre por enseñarle la mayor parte de las lecciones de la vida –de forma literal, como la profesora de escuela de su niñez, y por supuesto, como su madre y confidente. En efecto, fueron las palabras de su madre: "Comparte lo que tengas con tus compañeros" lo que eventualmente la llevó a su trabajo filantrópico.

Para ayudar a su familia, Dolores, una mujer innata para el negocio, se dedicó a un trabajo no relacionado con sus estudios –creando una ladrillera para la Municipalidad de Naucalpan al colaborar con varias compañías de construcción. Pronto, se convirtió en una industrial muy exitosa y una prominente mujer de negocios, llegando a ser Gerente General de una compañía de bienes raíces y construcción. Lograr esta prominente altura en los negocios no era un trabajo fácil en general –pero su género hizo estas proezas especialmente sobresalientes para la era en las cuales las logró. Las mujeres no dirigían compañías. ¡Especialmente no dirigían compañías de construcción!

Particularmente destacable y "revolucionario" era que para aquel tiempo, el matrimonio de Patiño con Howard Phillips, un artista, había terminado en divorcio, convirtiéndola en una madre soltera con cuatro niños. Ella era una mujer vanguardista –una madre divorciada, propietaria de un negocio, el retrato de una mujer tan diferente a la gran mayoría de mujeres de su tiempo.

Dolores continuó con su compañía de construcción y a lo largo de los años añadió otros negocios. Y aún así, su amor por la cultura y el arte mexicano nunca mermó, ni durante sus tiempos más atareados como madre y mujer de negocios. Enamorándose del trabajo de su viejo amigo, Diego Rivera, Dolores llegó a ser una de los coleccionistas más prominentes de sus obras. Ella también llegó a coleccionar las obras de la esposa de Diego, Frida Kahlo, con quien no se llevaba para nada.

Rivera continuó pintando retratos de ella, retratándola como una "tehuana," una versión ideal de la belleza de la mujer mexicana. Después de la muerte de Kahlo en 1954, Rivera y Patiño se volvieron prácticamente inseparables desde 1955 a 1957, el año en el que él murió. Rivera permaneció con Patiño y continuó pintando tanto retratos de ella como de sus hijos así como otros murales artísticos en la propiedad de ella en Acapulco.

Dolores habló con él sobre sus planes para crear un museo con las obras de él y de Kahlo, y Diego realizó una lista de pinturas que él deseaba que ella adquiriera, muchas de las cuales Dolores compró directamente de él. Ella fue elegida Presidente del Comité Técnico del Fondo de Diego Rivera, establecido por el Banco de México. Poco tiempo después, Rivera le concedió a Patiño los derechos de autor de sus obras artísticas, textos escritos y documentos otorgándole a ella un poder notarial sobre todos los trabajos que ella poseía.

Dolores rodeada de arte en La Noria
Dolores rodeada de arte en La Noria

Después de su muerte, Dolores y Guadalupe Rivera Marín, su hija, le solicitaron al presidente mexicano de aquel tiempo, Adolfo López Mateos, considerar las obra de Diego y de José Clemente Orozco, "monumentos históricos."

Dolores continuó escalando posiciones tanto en el Departamento del Distrito Federal, como en el Instituto Nacional de Bellas Artes. Fue también nombrada Coordinadora General del Concejo Nacional del Turismo entre los años de 1963 y 1965. Estas prominentes posiciones y el aparentemente interminable número de amigos destacables que ella tenía, le dieron la habilidad para realizar exhibiciones de su amado arte mexicano a través de Europa.

Por lo tanto, Dolores llegó a ser conocida como la defensora de la tradición y cultura mexicana –un título que le caía maravillosamente. Además de la promoción del arte mexicano, ella había sido por mucho tiempo una creyente en las tradiciones antiguas, y su trabajo ayudó a reestablecer muchas de estas tradiciones en la mente del público. Una de las tradiciones que Dolores mantuvo más cerca de su corazón, fue la idea de que se deberían dejar ofrendas en el Día de los Muertos, puesto que ellos retornan por ellos mientras visitan a sus seres queridos desde la muerte, ella sentía que no era un punto final sino meramente un pasaje de una vida a otra. Patiño era muy conocida por las extravagantes ofrendas que les dejaba.

Dolores, una vez recalcó que todo lo que había hecho era, "el producto del esfuerzo de una mujer mexicana, enseñado por otra mujer mexicana a amar a su patria por sobre todas las cosas."

En 1962, Dolores adquirió La Noria, una propiedad de 8 acres en Xochimilco, la cual serviría como su hogar y eventualmente se convirtió en su museo y fundación. El Museo de Dolores Olmedo Patiño, el cual abrió sus puertas al público en 1994, alberga 128 obras de Diego Rivera y 25 de Frida Kahlo, además de cerca de 6,000 piezas arqueológicas de un gran número de culturas mexicanas. También alberga una gran colección de muebles antiguos de la era colonial, así como también una vasta colección de formas populares de arte de todas partes de México. La colección de las obras de Kahlo es considerada entre las más exquisitas del mundo, una colección que provee una revisión de toda su carrera, incluyendo, grandes obras tales como "Autorretrato con Mono Pequeño" de 1945, La Columna Rota y otras. Incluye también uno de los primeros dibujos a lápiz que Diego Rivera hizo (un retrato de su madre cuando él tenía sólo 10 años de edad), así como, "Los Melones", el último trabajo que Diego firmó y pintó.

Dolores murió a la edad de 93 años, el 26 de Julio del 2002. Donó sus colecciones a la gente de México y dejó un fondo en su nombre, responsable de la conservación y exhibiciones de las obras de arte, así como de su promoción alrededor del mundo.

Junto con sus compañeros, Patiño representó al México post-revolucionario con cada fibra de su ser. Esta gente sobresaliente de su generación, muchos de ellos amigos cercanos a ella, eran individuos que se forjaron a sí mismos, cuyos talentos e individualidad, como México mismo, ambos, crearon y redefinieron la historia.

Así como Dolores es conocida por ser la mayor coleccionista de Rivera, Kahlo, Beloff y otros artistas –ella preferiría ser recordada por todos los aspectos que ella abarcaba como mujer. Dolores no era únicamente una coleccionista de arte. Ella era una amante del arte, la cultura y la tradición. Patiño fue una mujer de negocios e industrial muy exitosa . Ella era la hermosa musa de las pinturas. Fue la filántropo que donó su colección a la gente de México y fue el amor de su familia: una hija muy devota y una excepcional madre soltera para sus niños Alfredo, Irene, Eduardo y Carlos Philips Olmedo. Dolores amaba su cultura y creía en la tradición. Y aún así, simultáneamente, era moderna, valiente, vibrante, atrevida y muy determinante.

María de los Dolores Olmedo y Patiño Suárez, fue una mujer incontenible. Ella representaba, sin inhibiciones, a aquello por lo que sentía pasión –con el fiero espíritu de una mujer enamorada de la belleza de la vida. 

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Traducido por Grissel Villar
 

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