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Martin Luther King, Jr. (español)

by Rev. Rosemary Bray McNatt


Cuando tenía 8 años, conocí a Martin Luther King, Jr. Ocurrió durante el movimiento por derechos civiles de los años 60, cuando el Dr. King estaba trayendo su campaña por la justicia al norte, a mi ciudad natal, Chicago. Años después, Chicago es recordada como la única ciudad de los Estados Unidos donde Martin Luther King conoció la derrota. Por un lado es verdad, pero por el otro, no lo es. Nadie sabe el impacto que una persona puede tener en la vida de otro. Puede que el Dr. King no haya logrado lo que esperaba lograr en Chicago, pero inspiró a mucha gente durante su campaña.


Una de esas inspiradas personas fui yo. Yo tenía 8 años, y mi hermano, Hiawatha, 7. El estaba en los Cub Scouts que, el; día que conocí al Dr. King, se reunieron en la iglesia metodista St. James, que estaba a una cuadra de nuestro departamento. Fue por el grupo de Cub Scouts de mi hermano que llegué a conocer al Dr. King. Ese día, el Dr. King iba a hablar por todo Chicago, y uno de los sitios donde iba a dar un discurso era el aparcamiento frente a la iglesia St. James. La iglesia había organizado una guardia de honor de Cub Scouts para el Dr. King, y mi hermano fue uno de los jóvenes seleccionados.

Por eso toda la familia fuimos al aparcamiento en la esquina de Ellis y la calle 46 antes que el resto de nuestros vecinos. Así fue como vi a mi hermano parado en el mismo escenario con el Dr. King. Mi madre y yo estábamos en primera línea al pié del escenario y yo estuve tocando la punta del zapato del Dr. King mientras él hablaba. Así de cerca estábamos.

Cuando terminó su discurso, una limusina negra entró en el aparcamiento para recoger al Dr. King entre la multitud. Yo estaba ahí, cerquita. Antes que el carro se fuera, el Dr. King se volteó y me miró a los ojos desde su ventana. Me sonrió y me saludó, y yo también le saludé. Todavía recuerdo su sonrisa, todavía la siento, aún si han pasado más de 35 años. Luego, el Dr. King dirigió una marcha en el centro de Chicago, una marcha que atendimos toda mi familia vestidos con nuestra mejor ropa. Esa fue mi primera marcha de protesta, pero definitivamente no fue mi última.

Mi hijo, Allen, que ahora tiene 7 años, me ha estado preguntando sobre el Dr. King, en parte porque todo el mundo en su familia tiene su historia sobre él. Sabe que sus abuelos de parte de su padre fueron organizadores del la Marcha por Trabajo y Libertad en Washington D.C. Y sabe que yo he escrito una biografía para niños del Dr. King, que la terminé 10 días antes que Allen naciera y que la dediqué a mi hijo recién nacido.

Fue muy importante para mí escribir sobre el Dr. King, no sólo como gran hombre, sino también como una persona normal que fue forzado a hacer cosas extraordinarias. Era un niño pequeño como mis dos hijos. Jugaba a la pelota, discutía con sus hermanos, igual que mis hijos. Su padre era un pastor, pero el Dr. King resistió seguir los pasos de su padre hasta que fue a la universidad. Buscó, como muchos hacemos, nuestro propio destino. Es importante recordar que Martin Luther King no nació siendo un héroe, pero cada día creció en estatus hasta llegar a ser la personalidad heroica que hoy recordamos.


Algún día quiero que mis hijos conozcan al verdadero Dr. King -- no sólo el tipo bondadoso que quería que todos nos amáramos como hermanos, que es una visión romantizada perpetuada cada año en las celebraciones conmemorando su natalicio. Allen y Daniel todavía son demasiado jóvenes para entender el ámbito de sus actividades -- su ferviente activismo en contra de la guerra de Vietnam que enfureció a sus partidarios; su preocupación por la pobreza, no sólo en este país, pero la pobreza mundial, que hizo que la gente pusiera en duda su patriotismo. Quiero que mis hijos sepan que desafiar a tu país cuando está equivocado, demandar que se convierta en algo más de lo que es, es un acto de valentía y patriotismo tan grande como luchar en una guerra.


Cuando Allen me pregunta si puede escuchar el discurso de "Yo tengo un sueño," puedo ir a mi ordenador y encontrar una grabación en el Internet. Puedo descargarla y llenar la sala de nuestra casa con la voz del Dr. King. Esta tecnología que tenemos es increíble. Pero la voz de este gran hombre nunca tendrá la fuerza que tiene en mi memoria cuando lo recuerdo hablando en ese aparcamiento de Chicago.

¿Qué haremos este fin de semana cuando celebramos al Dr. King? Bob y yo contaremos a los niños historias de como eran las cosas para la gente afroamericana en aquel entonces, y como a veces todavía son. Les recordaremos que cuando el Dr. King era pequeño se le partió el corazón cuando su amistad con un niño blanco fue terminada al entrar en el primer grado. Les recordaremos que los niños blancos y los niños de color no podían jugar juntos -- algo que Allen dice que es: "la estupidez más grande que he oído." 


También hablaremos de lo importante que Dios era para Martin Luther King, de que dijo que Dios le dio coraje para enfrentarse a gente y a eventos horribles. Leeremos historias sobre el movimiento encarnado por Dr. King, un movimiento que no murió con su muerte inoportuna. Y diremos a Allen y Daniel que hay que constantemente luchar por la libertad y que algún día les tocará hacer su parte. Por ahora, se imaginarán tener que hacer proezas super humanas. No importa. Si podemos lograr que nuestros hijos algún día sepan que la libertad no es gratis, podemos considerarnos afortunados.

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Last edited 8/14/2014 11:44:01 PM

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Martin Luther King - Una biografía bastante completa del Dr. King escrita en español
1968. EE.UU. - El asesinato de Martin Luther King - Presentado por el sito Web argentino paralibros.com

Extra Info


40a Aniversario del
Discurso "I Have a Dream"

Aug. 28, 2003
El reverendo Martin Luther King, Jr. saludando a una multitud de un cuarto de millón de personas desde el Lincoln Memorial en Washington, D.C., durante el discurso "Tengo un sueño," el 28 de agosto de 1963. (Foto AP)

Entonces les digo a ustedes, mis amigos, que aunque nos enfrentemos las dificultades de hoy y de mañana, aún yo tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño Americano, que un día esta nación surgirá y vivirá verdaderamente de su credo, “nosotros mantenemos estos derechos patentes, que todo hombre es creado igual.”

Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, podrán sentarse juntos a la mesa de la hermandad.

Sueño que un día, el estado de Mississippi, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se transformará en un oasis de libertad y justicia.

Sueño que un día mis cuatro hijos vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de la piel, sino por los rasgos de sus carácteres.

¡Hoy tengo un sueño!

Sueño que un día, el estado de Alabama, con sus racistas viciosos, cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convertirá en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unirse de manos con los niños y niñas blancas y caminar juntos, como hermanos y hermanas.

¡Hoy yo tengo un sueno!

Dr. Martin Luther King, Jr. Washington, D.C. 28 de agosto de 1963


 

Author Info

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Rosemary Bray McNatt es una pastora del ministerio Unitarian Universalist y ejerce su vocación en el 4th Universalist Society de Nueva York. Además de haber trabajado como editora del "New York Times Book Review", Rosemary es una escritora de nota y su trabajo a aparecido en una variedad de revistas y periódicos, incluyendo el New York Times, Glamour, Essence, Redbook, y el Village Voice. También ha escrito varios libros, incluyendo la biografía para niños, Martin Luther King, un libro de memorias, Unafraid of the Dark, y está trabajando en un libro llamado, Beloved One: Prayers for Black.

Rosemary contribuye como editora a UU World, UU World, la revista del Unitarian Universalist, y es miembro de la Junta Directiva del colegio Starr King del ministerio en Berkeley, California, uno de los dos seminarios Universalistas del continente. Rosemary y su marido, Robert, tienen dos hijos, Allen y Daniel.