Rigoberta Menchú, la ganadora del Premio Nobel de la Paz de 1992, piensa acerca de sí misma, como mujer indígena a pesar de que su herencia maya representa una desventaja en su natal Guatemala.
Rigoberta Menchú, al igual que tanta gente indígena, perdió miembros de su familia a manos de los asesinos orquestados por el gobierno ladino. Su padre, Vicente Menchú, participó en una protesta contra el gobierno antes de que éste fuera secuestrado y asesinado por el gobierno. Después de la muerte de su padre, la madre de Rigoberta fue violada, torturada y asesinada. La armada también asesinó a Petrocinio, hermano de Rigoberta.
La familia de Rigoberta es tan sólo un triste ejemplo de la opresión del gobierno ladino contra el pueblo indígena. Puesto que no son reconocidos como ciudadanos, no reciben protección alguna del gobierno y necesitan recurrir al soborno constante para permanecer fuera de la cárcel. El gobierno incluso busca intencionalmente faltas en la gente para promover juicios que resulten en más sobornos. Aún más, los pobres guatemaltecos no tienen derecho a sus tierras; una vez muertos, la tierra pasa a manos del gobierno y no de sus hijos.
Menchú se involucró con diversos grupos en la lucha a favor del pueblo indígena, sus convicciones personales y sentido de justicia. A raíz de su lucha, el gobierno declaró como enemiga a Rigoberta Menchú y ella tuvo que huir de Guatemala para poner a salvo su vida. Durante este tiempo fuera del país, ella conoció mucha gente que mostró empatía por la causa indígena. Sus amigos la persuadieron a escribir un libro acerca de su vida.
Durante una semana fue entrevistada por un antropólogo francés quien luego produciría el libro Yo, Rigoberta Menchú. El libro obtuvo una gran aclamación por parte de la sociedad internacional, poniendo a Guatemala bajo la mira. Elevó el status de Rigoberta desde una campesina indígena a una leyenda viva.
Cuando Menchú escribió su libro, Yo, Rigoberta Menchú, el movimiento de la guerrilla se encontraba en su punto máximo. Sin embargo, para la década siguiente, el movimiento perdió gran parte de su soporte debido a que la gente indígena no se había beneficiado del movimiento y tan sólo deseaban el término de la lucha.
Una década más tarde, Menchú recibió una llamada sorpresa de un amigo felicitándola por haber ganado el Premio Nobel de la Paz. Una hora más tarde se escuchó la voz oficial en la que, en efecto, ella había ganado el premio provocando reacciones mixtas desde diferentes fuentes. Algunos se mostraron satisfechos porque, en efecto, el premio significaría una mayor exposición de la lucha indígena. Otros se lamentaron por no haber elegido a Rigoberta como su líder y representante. Ella fue ambas la primera persona indígena y la más joven en ganar un Premio Nobel de la Paz. Gente de toda Guatemala encendió fuegos artificiales y felicitaron a Rigoberta Menchú quien sostuvo una celebración para todos sus partidarios.
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Luego de conocer los sucesos que han conmovido al mundo desde las primeras horas de hoy, deseo hacer pública mi posición en los siguientes términos:
1. Condeno firmemente los repudiables actos terroristas que han costado miles de vidas civiles inocentes y han desatado una espiral de violencia de consecuencias imprevisibles. El terrorismo, venga de donde venga, es una conducta políticamente injustificable y moralmente inaceptable.
2. Expreso mi más profundo sentimiento de condolencia y solidaridad con las víctimas, sus familias y el pueblo estadounidense.
3. Hago un llamado a la serenidad y la cordura para evitar responder a la provocación y la insensatez con lo que podría resultar en una ofensiva revanchista que únicamente alimentaría una escalada de violencia que sabiendo cómo y dónde empieza, nadie podría prever cómo ni cuándo terminaría.
4. Invoco a extremar los recursos que hagan posible el diálogo entre un sistema mundial hegemónico, que incluye y excluye selectiva y unilateralmente, y la radicalidad desesperada de las respuestas que ha engendrado.
5. Alerto a la comunidad internacional sobre el peligro de que las acciones de estos grupos terroristas contribuyan a desatar una lógica de guerra, buscando dirimir viejas y nuevas controversias entre naciones y justificando acciones contra grupos y sectores que no han encontrado una disposición pluralista para el reconocimiento y respeto a sus expresiones identitarias en los marcos institucionales actuales.
6. Hago un llamado a los medios de comunicación a evitar el alarmismo fundado en interpretaciones de fuerte filiación ideológica, que sólo acrecienta la confusión y alimenta los fantasmas de la intolerancia.
7. Finalmente, convocó a la sociedad civil del planeta, a los Premios Nobeles y a quienes ostentan la responsabilidad de gobernar todos los países del mundo, a no precipitar conclusiones sobre los acontecimientos de hoy y comprometernos en un gran FRENTE DE LA CORDURA, que detenga la cobarde insensatez de la violencia y evite mayores sufrimientos a la humanidad.
Ciudad de México, 11 de septiembre de 2001 Rigoberta Menchú Tum Premio Nobel de la Paz Embajadora de Buena Voluntad de la Cultura de Paz Obras consultadas para la creación de esta página:
* Menchú, Rigoberta. Cruzando las Fronteras. Verso, 1998.
* Stoll, David. Rigoberta Menchu y la Historia de Todos los Guatemaltecos Pobres. Westview Press, 1999.
El libro de David Stoll, Menchú y la Historia de Todos los Guatemaltecos Pobres, sostiene que Menchú dramatizó gran parte de su vida en el libro. Sin embargo, un gran número de personas a quienes Stoll entrevistó muestran empatía hacia Rigoberta y no les interesa que Menchú haya dramatizado su historia. En sus mentes, ella sufrió tanto como muchos guatemaltecos sufrieron. De esta forma, Rigoberta Menchú se convirtió en un icono viviente de todo el sufrimiento indígena. Sin embargo, unos pocos que leyeron la obra de Rigoberta Menchú se enfurecieron por el libro.
A pesar de que algunas personas marcaron a Menchú como una mentirosa, el Comité del Premio Nobel no canceló su premio y Menchú aún tiene un enorme grupo de partidiarios. Debido a la popularidad de sus libros, la gente se ha sentido atraída por la lucha del pueblo indígena. Al final, a pesar de que las historias descritas en Yo, Rigoberta Menchú, no son su historia real, son la personificación de la historia de todos los guatemaltecos pobres.
Traducido por Grissel Villar